Esta obra, "Anonymous", habla de una realidad que nos rodea: personas atrapadas en la esclavitud silenciosa de observar la vida de otros a través de pantallas, de manera anónima, sin vivir realmente la suya propia. El televisor encadenado simboliza esa dependencia de los dispositivos, esa desconexión con uno mismo mientras se es espectador de las historias ajenas.

La protagonista descansa sobre la pantalla, agotada, mientras dentro de ella se proyecta una imagen idealizada, una máscara de lo que queremos mostrar al mundo, pero que no refleja la verdadera esencia. Las nubes tormentosas sobre su cabeza representan los pensamientos oscuros, el vacío emocional que se genera al invertir más energía en observar la vida de los demás que en construir la propia.

En esta obra también surge una reflexión: ¿Cuánto de lo que vemos es real? ¿Y cuánto es una performance cuidadosamente diseñada para ocultar la verdadera vida de quienes stalkeamos? Nos convertimos en espectadores pasivos y cómplices de una dinámica que nos aleja tanto de nuestra autenticidad como de la de los demás.

"Anonymous" nos invita a reflexionar: ¿Somos dueños de nuestra vida, o estamos encadenados a la sombra de los demás? ¿Y cuánto de esa sombra es realmente verdad?