Para mí, el retrato es una biografía del alma. Cada imagen captura no solo lo que vemos, sino lo que la persona lleva dentro o lo que desea revelar al mundo. A través de la luz, el color y las texturas, mis principales herramientas de estilo, construyo retratos que cuentan historias únicas y profundas.

En el estudio, la atmósfera íntima me permite conectar con cada persona, desvelando su esencia y transformándola en una obra artística que trasciende el tiempo. Cada retrato es un reflejo de emociones, personalidad y autenticidad, convirtiéndose en mucho más que una imagen: es una biografía de su alma.