La música de la calma.

Esa que solo nosotros escuchamos, mientras el sonido de nuestros pensamientos ruge como una tormenta. Mantener el equilibrio, silenciar ese ruido y escuchar la música de nuestra calma es un desafío. Esa calma que nos relaja, que nos susurra que todo está bien, que nos inspira a imaginar y crear.

Veo un violín y una luz en medio de las nubes negras. Siento el tacto de un instrumento que espera ser tocado, un cuervo paciente, aguardando el sonido de mi serenidad. Es un momento único, donde solo existe la música del silencio, donde la luz se abre paso entre la tormenta.

Las nubes negras son parte de nosotros: las frustraciones, los dolores, las mentiras que nos contamos para evitar la verdad, las luchas que nos agotan. Pero en esa calma, cuando logramos escucharla, encontramos claridad.

Todo forma parte de nosotros, y solo nosotros podemos silenciarlo. Aprende a escuchar con calma y descubrirás todo el amor que siempre ha estado a tu alrededor.